Buscando
sin querer allí lo vi., bajo la cúpula que pinchaba el cielo. Venía apurado
atravesando diagonalmente por la plaza San Martín, en esta mañana helada y tan
”sepia” tal así como una película un tanto antigua. Su concentración y su
mirada fija en el suelo me hacían creer que tal vez pensaría en lo que debía
hacer al llegar o lo que debía decir para excusarse por su tardanza, porque tal
vez su cara explicara que estaba llegando tarde a su primer día de trabajo o a
una cita importante.
Pero
comenzó a acercarse a mi en este banco helado pero seco, y su paso me pareció
desordenado y algo a destiempo y pude observar que aquel chico con campera de
gamuza marrón, pantalón negro bien planchado y zapatos “de vestir”, no estaba
apurado ni mucho menos excusándose, sino que estaba jugando a caminar solo
pisando las baldosas negras del piso que junto con las blancas forman dibujos
geométricos que generan una ilusión óptica un tanto mareante, pero muy
divertida.
Aquel chico de look serio y paso apurado no hacia mas que jugar a aquel juego que muchos hemos jugado alguna vez y que hoy, me encantó recordar.
Aquel chico de look serio y paso apurado no hacia mas que jugar a aquel juego que muchos hemos jugado alguna vez y que hoy, me encantó recordar.